lunes, 25 de enero de 2010

Corrupción: eterna y universal excusa

Es el enemigo que combaten los defensores de los desposeidos, es el origen de todos nuestros males, todos al unísono la rechazamos, la conocemos desde hace siglos y a pesar de que cada vez hay más caballeros de brillante armadura y valientes heroinas que le declaran la guerra, la vemos crecer y fortalecerse con el paso del tiempo: es la corrupción!

Pocas cosas en el mundo son tan universalmente repudiadas, en cualquier elección a un cargo público los candidatos sin excepción juran luchar contra ella y sin embargo es normal que entre ellos se acusen mutuamente de practicarla.

Yo siempre he creido que estos comportamientos, que todos nos negamos a reconocer en nosotros mismos pero que no dudamos en señalar en los demás (así como lo hacemos con la intolerancia, la violencia o la envidia, por nombrar algunos) tienen la asombrosa propiedad de infectar la sociedad como un virus del que todos somos portadores y que está latente en cada uno de nosotros, los que con orgullo nos jactamos de ser totalmente ajenos o inmunes a esos males.

Con el tiempo se ha ido dando un matiz especial al tema de la corrupción de manera que parezca que son los ricos y poderosos quienes la usan para su beneficio y los pobres las víctimas que necesitan de un paladín que los defienda y desenmascare a los infames que recurren a esas prácticas, lo cual tiene como sustento lógico que para ejercer la corrupción es requisito llegar a un cargo público y eso en Colombia está reservado a los ricos y poderosos. Pues yo conocí el caso de una persona pobre que logró llegar a un alto cargo (fue concejal de Bogotá) cuyos familiares no se explican como ella, que creció jugando con sus primitos en los barrios del sur, y en una familia "pobre pero honrada", pudo aparecer fotografiada en todos los periódicos abriendo un maletin que acababa de recibir de manos de un grupo de vendedores ambulantes lleno de fajos de billetes como soborno por tumbar un acuerdo de recuperación del espacio público.

Creo que la lección de corrupción más importante en toda la historia de Colombia la recibimos de David Murcia Guzmán. Gracias a él, de un momento a otro ocurrió algo "maravilloso" en Colombia; ya no había que ser rico para ser corrupto. El pueblo mostró su lado más oscuro al entregarle millones de pesos al negocio de este señor quien no sólo lo devolvía en mercancías sino que al cabo de un tiempo lo reembolsaba (de nuevo) en porcentajes que variaban entre el 80, 100, 200 y hasta el 300%. Ante la lógica duda que se le planteaba a los felices "inversionistas" sobre la procedencia de esos dineros que daban origen a las fabulosas ganancias, el humilde pueblo, el ciudadano de a pie, el de ruana contestaba: "yo no se ni me importa, a mi lo que me importa es que me den mi plata"... ah caramba! Recuerdo que cuando alguien muy cercano me insistía para que yo "invirtiera" en DMG yo le pregunté si de verdad no le importaba que esa plata fuera producto de asesinatos o algo por el estilo y la respuesta fue: "no me importa de donde venga la plata, yo no he matado a nadie". Quedó claro entonces que esas frases y la actitud de lavarse las manos y "escurrir el bulto" no las tenían escrituradas los ricachones o los politiqueros que venden la nación, sino que en realidad basta con ser colombiano.

Aparte de las consecuencias que saltan a la vista, como los millones de pesos que se pierden en cada contrato que se hace en el país a causa de la corrupción, está el hecho que de esta sirve como la excusa perfecta para evadir impuestos, para criticar las instituciones, para robarle a las empresas prestadoras de servicios públicos, etc. Tal vez la más escondida de las lacras que arrastra este mal es que en el afán de acabar con él, se crea un caballito de batalla para los embaucadores que asumen la defensa del pueblo y viven del cuento toda una vida, "luchando contra la corrupcion" señalandola en sus adversarios políticos, cuando la semilla la llevamos dentro, por ejemplo, alguien tiene idea de cuantas veces en sus intervenciones la senadora Piedad Córdoba nombra a "los corruptos"? Pero esto lo ha hecho recién durante el actual gobierno porque en tiempos de su amigo Ernesto Samper, que fue elegido y gobernó en medio del más grande escándalo de corrupción por el ingreso de dineros provenientes del narcotráfico a su campaña, esta senadora se dedicaba de tiempo completo a desmentir a los "calumniadores".

Me he hecho el propósito de aceptar la corrupción como un mal de nuestro país que tiene su arraigo en creencias muy propias de nuestra cultura como la "malicia indigena", la "viveza" y "a papaya puesta papaya partida". No la señalo en otras personas porque es estúpido, en realidad está en nuestra sociedad. He decidido ignorar a los que me ofrecen luchar contra ella y no empiezan por si mismos e invito a las personas a las que puedo llegar, a que consideren este punto de vista.

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