lunes, 24 de mayo de 2010

El sofisma de la Cultura Ciudadana

Un gran éxito han tenido las recientes administraciones distritales en inyectar de manera subliminal el término "Cultura Ciudadana" en la cabeza de los bogotanos. Es tan asombroso lo que han logrado, que ahora no es extraña una situación como esta: Un ciudadano que decide pasar la calle por un lugar diferente a la esquina o no hace uso de un puente peatonal, es abordado repentinamentre por un reportero de la sección de "caza-infractores" de algún noticiero. Al ser interrogado sobre la razón por la cual no está cumpliendo la norma, el ciudadano termina aceptando su culpa diciendo: "es que aun nos falta mucha cultura ciudadana".

Esta forma de pensar resulta absolutamente conveniente para los encargados de organizar la ciudad, pues siempre se puede apelar a exigirle un poquito más al ciudadano que, para evitar el escarnio público o parecer más culto, cederá otro poquito cada día, con la esperanza de que la ciudad mejore si él se esfuerza lo suficiente.

De esta forma, se nos pide que pongamos de nuestra parte, como lo hacen los ciudadanos de Vancouver, Helsinkí o Viena. En esas ciudades no es frecuente que la gente irrespete las normas como ocurre aquí. Pero lo que la gente no percibe es que a pesar de que se nos exige como ciudadanos de la misma forma que a ellos (o incluso más) y se nos imponen normas y gravámenes, no se nos brindan las misma facilidades que a ellos. Por ejemplo: Todas las ciudades que puse como ejemplo tienen metro, Bogotá no. Todas esas ciudades tienen una malla vial en buen estado, Bogotá no. Todas esas ciudades tienen una administración eficiente y entidades en las que se atiende al ciudadano sin filas ni papeleos exagerados, Bogotá no.

Entonces cuando una persona es sorprendida en Bogotá circulando a 70 Km/h en una zona cuya velocidad máxima es de 30 Km/h, la persona aceptará su culpa y la achacará a su falta de cultura ciudadana sin poder explicar que decidió ir más rápido para tratar de recuperar el tiempo que acaba de perder circulando por diez cuadras a 5 Km/h al lado de las obras de la perpetua construcción/reparación de las losas de Transmilenio.

Pero si bien esta idea de la cultura ciudadana ha sido muy útil como excusa para la ineptitud y negligencia de los administradores en temas de suma importancia para la ciudad y de paso para trasladar la responsabilidad al ciudadano, no menos importante han sido los dividendos políticos que han obtenido sus impulsores, pues parece que esta invención es marca registrada de dos o tres personas en quienes los bogotanos, y ahora por extensión los colombianos, debemos confiar para que nos enseñen más acerca de la cultura ciudadana. El pico y placa, el "agüita amarilla" en los inodoros, la hora zanahoria para la rumba, son algunos ejemplos de como nos exigen y qué nos dan? Buses a nivel de la calle movidos por combustible fósil contaminante en los que nos tenemos que empacar como sardinas enlatadas restregandonos unos contra otros, eso si con respeto, mostrando nuestra cultura ciudadana.

Tengo claro que la mayoría del país no percibe las cosas de la misma forma que yo, mi punto de vista es diferente y probablemente adelantado unos cinco años al de los demás. Supongo que en ese momento se dará espontáneamente la discusión sobre si lo que necesitamos para que la gente cruce la calle por el lugar correcto es un mimo que nos ridiculice o ciudades más eficientes en las que no perdamos el tiempo de estar con nuestras familias en trancones, haciendo filas o esperando un transmilenio en el que si nos podamos subir.

Si todo va por el camino que indican las encuestas sobre las próximas elecciones, vienen cuatro años de "cultura ciudadana" para los colombianos. Estaré atento al tiempo que transcurrirá antes de que empiecen a entender.

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